Empezamos una serie de reseñas acerca de la versión Ultimate del universo Marvel, del cual ya abordamos a Nick Fury a sus Ultimates
un tiempo atrás, refiriéndonos a
ULTIMATE GALACTUS TRILOGY, que constituye un estupendo ejemplo de las fortalezas de esta reimaginación de personajes clásicos.
Salvo que la memoria me traicione, ésta fue la primera obra de Warren Ellis que he leído, y debo reconocer que su reputación es muy bien merecida. Acompañado subsecuentemente por Trevor Hairsine, Steve Epting, Steve McNiven, Tom Raney, John Romita Jr. y Brandon Peterson, Ellis presentó su interpretación de la mayor amenaza que se ha cernido sobre el planeta paulatinamente a través de tres mini-series—de ahí que esta generosa colección de más de trescientas cincuenta páginas sea conocida como una trilogía.
La primera mini-serie, que corresponde al primer arco de la saga, se tituló ULTIMATE NIGHTMARE y es ilustrada por Trevor Hairsine y Steve Epting con un estilo adecuadamente lúgubre y temperamental, que sin embargo no escatima en detalles a la hora de caracterizar a los protagonistas. Misteriosas transmisiones están siendo emitidas a nivel global a todos los medios de comunicación, aterrorizando a la población con imágenes de devastación y muerte agónica. Nick Fury viaja con El Capitán América, Black Widow y Sam Wilson—aka Falcon—al epicentro de estas señales: El cráter de Tunguska, producto de una misteriosa explosión en Siberia un siglo atrás. Pero el gobierno no es el único interesado. Percibiendo fuertes emanaciones psíquicas que parecen sugerir un nuevo mutante, el Profesor Charles Xavier despacha a un equipo de X-Men—Wolverine, Jean Gray y Colossus—a localizarlo y traerlo a la escuela.

Tras un encuentro con el fallido programa de super-soldados soviéticos y un enfrentamiento entre los superhéroes y los mutantes, los protagonistas descubren la fuente de la señal y con ella la verdadera trama de esta saga: Atrapada y desmantelada por los rusos se encuentra la androide extraterrestre llamada Vision que llegó a la Tierra a avisarnos de la venida de Gah Lak Tus, el gran destructor de planetas. Desgraciadamente, el siglo de ventaja que llevaba lo pasó prisionera en Tunguska, y el momento ya está sobre nosotros.