lunes, 16 de marzo de 2009

¿Por Qué Watchmen Ahora?

Me pregunté varias veces si valía la pena escribir algo en este blog acerca de Watchmen. ¿Qué podría decirse sobre la venerada ópera prima de Alan Moore y Dave Gibbons que no se haya dicho durante las últimas dos décadas? Pero entonces me percaté de que sí tenía algo inusual que decir:

Cuando leí Watchmen por primera vez no me impresionó.

Si estás interesado en estos comentarios, hay altas probabilidades de que la oración anterior te haga clamar por mi cabeza. Pero hay que considerar que Watchmen llegó a mis manos hace un par de años, ya en el Siglo XXI. Para entonces llevaba más de una década leyendo comics marcados por su influencia. Es el equivalente de declarar a Casablanca como predecible sólo porque llevas toda tu vida viendo películas que han sido inspiradas por su historia de amor. El orden cronológico afecta, y en ese entonces mi atención estaba distraída, entre otras cosas, con mi esfuerzo por esquivar a una ex-novia que andaba de vuelta en el país.

Anticipando el lanzamiento de la película de Zack Snyder leí Watchmen por segunda vez. Quizás habrá contribuido que en los últimos meses un proyecto personal me ha tenido estudiando La Guerra Fría, un período que soy muy joven para recordar y que es el lienzo de la saga. Comprender la sensación de destrucción inminente de aquellos días que tan bien retrata es un requisito sine qua non. Pero gané también nueva apreciación por la complejidad del Comediante, por la filosofía cuántica del Doctor Manhattan, por los fetiches de Dan Dreiberg, por el razonamiento impecable de Ozymandias, por la desolación que motiva a Rorschach a aferrarse a su absolutismo moral. Y desarrollé respeto por los numerosos detalles que Moore y Gibbons sembraron en sus paneles. Es cierto lo que dicen: Watchmen es una novela para leerla más de una vez. Incluso la trama paralela de The Black Freighter que primeramente me resultó fastidiosa despertó en mí un nuevo interés al apreciar la alegoría del estado hacia el cual se dirige la sociedad en la cual se desarrolla la trama.

Era predecible que tendría mis boletos comprados para el fin de semana de estreno, y aún con todas las promesas hechas por Snyder en los últimos meses quedé gratamente sorprendido por la reverente fidelidad de la traducción cinematográfica. Una hazaña semejante sólo la he presenciado antes en la película Blindness que adaptó El Ensayo Sobre la Ceguera de José Saramago. El libreto fue prácticamente una trascripción de la novela gráfica, y las mínimas libertades que se toma la película como en el disfraz de Nite Owl y el de Ozymandias o en la reducción del tiempo de cortejo entre Dan y Laurie son exigidas por el medio. Y, a riesgo de cometer sacrilegio, confieso que el cambio principal en el plan secreto de Adrian me pareció aún más apropiado que la versión original de Alan Moore, pues ata la trama de una forma más precisa y da un nuevo sentido a la decisión final del Doctor Manhattan. Bubastis resulta entonces un elemento innecesario, pero agradezcámoslo como un obsequio a los fans genuinos.

Vi Watchmen en el cine acompañado por alguien que no había leído el material fuente, y su reacción también fue intensamente positiva. Mi esperanza es que la película abra las mentes de las audiencias a las posibilidades del género más allá de sus leyendas tradicionales. También he visto en Internet críticas del “pene azul cósmico”, y los resultados de taquilla parecen sugerir que principalmente los lectores hemos acudido al cine.


Aún así, si bien debemos que reconocer que Watchmen llegó a los teatros gracias al idilio que Hollywood actualmente tiene con los superhéroes, sería alentador suponer que el mejor motivo para que esta película haya surgido ahora es impulsar al género a trascender de sus propias páginas. El año pasado hubo un intento deplorable con Hancock, pero eso no descarta la posibilidad de que en años venideros se pueda romper con las convenciones y tratar de concebir nuevas leyendas en la pantalla grande—como ya Joss Whedon lo ha logrado en la chica—ahora que Watchmen ha demostrado que esta clase de mitología abre muchas puertas por explorar. Ese me gustaría que fuera su legado en el Siglo XXI. Cambió el mundo del arte secuencial hace veinte años, ¿por qué no cambiar el cine ahora?

Mientras tanto, estaré esperando con ansias el DVD que combinará la película original de tres horas con la animación de The Black Freighter, y deseando que en alguna sala de cine remota y olvidada, disfrazado para que no lo reconozcan, Alan Moore está sentado con una vasija de pop corn murmurando: "Ahora sí, Hollywood. Ahora sí."



domingo, 1 de marzo de 2009

El Segundo Hombre Más Peligroso de Gotham

Una de las muchas cosas que Batman Begins y The Dark Knight hicieron muy bien fue reivindicar al personaje del Comisionado James Worthington Gordon. Jim es el aliado más antiguo de Batman—antes de que Robin entrara a la ecuación—y sin embargo la TV y el cine siempre lo han tratado como una caricatura.

Esto no debe sorprender, pues originalmente fue un personaje introducido como un recurso narrativo, alguien a quien encomendarle la exposición necesaria para que Batman emprendiera su aventura. Pero décadas de escritores contribuyendo a la mitología evolucionaron a Gordon hasta convertirlo en uno de los personajes más complejos y respetados del mundo de los comics, y la interpretación de Gary Oldman le hace justicia en todo sentido.

Esa apreciación me motivó a excavar en mi colección en busca de las historias más representativas de por qué Jim Gordon no es sólo un amigo de confianza para Batman sino el segundo hombre más peligroso de Gotham.

Batman # 458 (1991): “Night Monsters”

Por Alan Grant y Norm Breyfogle

“I could have been the night monster. But I chose to hit them from the other side. I chose law, not justice.” Jim

Narrada desde la perspectiva del Comisionado—con letras de Todd Klein similares a la narración de Jim en Year One—ésta es una historia corta y sencilla pero con resonancia, las cuales son difíciles encontrar en los comics de hoy. Mientras que Batman adopta a Harold como su aliado tecnológico, Jim observa melancólicamente lo rápido que transcurre la vida y las elecciones que se escapan de nuestras manos en la noche en que recibe de vuelta a Gotham a Sarah Essen, su amor imposible de Year One.

Batman # 459 (1991): “Saturday Night at the Movies”

Por Alan Grant y Norm Breyfogle

“I don’t believe it. I stopped looking for happy endings years ago.” Jim

El siguiente mes tuvimos otra historia corta pero trascendental. Jim y Sarah tentativamente resucitan su romance de años atrás con una ida al cine a ver al Zorro, la versión de 1920 a la que asistió el joven Bruce la noche en que sus padres fueron asesinados. Esto abre la puerta a que Batman reviva su trauma pero, más importante, le obsequia una buena noche a Gordon, quien empieza a redescubrir su optimismo. Justo antes de sufrir un infarto. El Comisionado había fumado desde su primera aparición en 1939, pero en la década de los noventa los medios de comunicación ya estaban haciendo un esfuerzo por retratar los peligros del tabaco, y a su edad Jim sufrió las consecuencias de su hábito en una escena solitaria muy conmovedora.

Batman # 519 (1995): “Black Spider: Web of Scars”

Por Doug Moench y Kelley Jones

“We really have reversed roles, haven’t we, Sarah? – In every way possible!” Jim

La historia tiene que ser buena para que yo halague un comic dibujado por Jones. La narración principal de Batman persiguiendo a Black Spider y Black Mask no es tan interesante como la trama que se enfoca en el Comisionado. Jim había perdido su confianza en Batman después del desastre con Azrael, y se rehusaba a la presión del Alcalde Armand Krol de trabajar con el vigilante, y por esto el alcalde lo reemplazó como Comisionado con su propia esposa, Sarah Essen, de quien también se había separado por sus discrepancias sobre el Dark Knight. El carácter de Jim sale a relucir cuando decide ir tras Tommy Mangles, un prófugo que ningún otro policía se atreve a arrestar, y le da una paliza en medio de un bar mientras le lee sus derechos. Jim está supuesto a ser el segundo hombre más rudo de Gotham, y supongo que los escritores habían decidido recordárselo a los lectores, porque por meses la situación con Mangles había sido mencionada en los títulos hasta llegar a este explosivo desenlace. Gordon arrastra a Mangles hasta la oficina de la nueva Comisionada, lo entrega y renuncia a la policía.

Detective Comics # 696 (1996): “Babylon Falls”

Por Chuck Dixon y Graham Nolan

“How much do you trust me, Jim?” Batman

“You’re joking, right?” Jim

“About the jump?” Batman

“About trusting you. All these years. My career, my life. My sanity, for God’s sake. And you ask me a stupid question like that. Let me ask you a stupid question. You are him – The original Batman?” Jim

Mientras Gotham City sufre una epidemia del virus Ebola, Batman y Jim—quien sigue sin ser Comisionado—tratan de escapar de un edificio en llamas con Poison Ivy de prisionera. Su amistad aún no se había restaurado a estas alturas, pero en medio de la crisis los dos amigos logran reconciliarse. No obstante, ésta no sería la última vez que el dúo se separaría por diferencias ideológicas.

Legends of the Dark Knight # 125 (2000): “Falling Back”

Por Greg Rucka y Rick Burchett

“If I wanted to know who you were, I could have discovered it ten years ago. And for all you know, maybe I did. Maybe I do. But that’s not the point.” Jim

Cuando el terremoto devastó Gotham City, Jim se quedó en No Man’s Land a defender a su gente y Batman desapareció por meses. Era de esperarse, conociendo el carácter del Comisionado, que cuando el Dark Knight regresara Gordon no querría saber nada de él. Y así pasaron todo un año, hasta que cerca del trágico desenlace se reunieron a resolver sus diferencias. Dos hombres orgullosos y poco expresivos que intentan comunicar sus sentimientos. Rucka tiene un gran talento para los diálogos, y esta edición que contiene sólo a dos amigos conversando en un jardín es probablemente la historia más importante y definitiva acerca de la relación entre Batman y Jim Gordon.

Detective Comics # 742 (2000): “The Honored Dead”
Por Greg Rucka y Shawn Martinbrough

“Gordon’s grief reminds me of my own. It’ll destroy him if he doesn’t harness it. I know. It nearly destroyed me. He’s proud. He won’t do it himself. He wants someone to do it for him.” Batman

Gotham City siempre recompensa a sus héroes con tragedias, y al concluir No Man’s Land el Joker asesinó a Sarah Essen. Esta historia sucede en medio de la restauración de la ciudad, con Jim en duelo por la segunda esposa que pierde. El Comisionado se sepulta en su trabajo, reconstruyendo el departamento de policía. Pero cuando una balacera del nuevo crimen organizado le cuesta la vida a un policía, Jim sale a la calle a poner orden con su propia mano. El único que entiende el dolor y la ira que oprimen el corazón de Gordon es Batman, quien no sólo es su amigo sino la única persona que conoce perfectamente el estado de ánimo de Jim.

Dependiendo de los escritores del momento, Jim a veces desaparece en la periferia. Nunca estuve satisfecho con la decisión de DC Comics hace unos años atrás de retirar a Gordon y nombrar a un nuevo comisionado, Michael Akins. Este personaje no conectó con los fans, y una de las pocas cosas buenas que salieron de “One Year Later” fue que Jim fue nombrado Comisionado por tercera vez. Esto demuestra una vez más que nada puede detener al policía más honesto de Gotham.