miércoles, 9 de septiembre de 2009

No preguntes lo que tu país puede hacer por los superhéroes…

"… sino lo que los superhéroes pueden hacer por su país,” habría dicho John F. Kennedy en alguna de las Tierras alternas numeradas que DC tenía en aquel entonces, si Frederic Wertham no hubiera intervenido antes. Aquel infame psiquiatra que en los años cincuenta atacó a los comics con acusaciones extravagantes como que el Dúo Dinámico eran amantes homosexuales fue uno de los principales factores que propiciaron una censura desmesurada sobre el género.

Fue una época de una transición muy tensa, y en un medio narrativo incipiente como aquel, no sorprende que sus autores se hayan abstenido de reflejar sus opiniones y los acontecimientos de esos años en las páginas de sus relatos. Fue necesario que transcurrieran décadas, que creativos como Alan Moore y Frank Miller redefinieran las fronteras del comic, que fans talentosos llegaran a la adultez y tomaran las riendas del destino de sus personajes favoritos y que uno de ellos en particular mirara hacia atrás con nostalgia y viera el relampagueo de una idea.

El nombre de ese ganador del Eisner es Darwin Cooke, y el resultado de esa idea fue la mini-serie The New Frontier publicada entre el 2003 y el 2004 y recogida en dos volúmenes, en la cual plantea un escenario en el cual cada uno de los personajes de DC Comics apareció en el año específico en el cual fue creado y su destino fue definido por los eventos reales de dicha época.

The New Frontier nos transporta a los cincuenta, luego de que los superhéroes legendarios de la Sociedad de la Justicia se retiraron bajo la presión del McCartismo. Sólo quedan activos al servicio del gobierno Superman y Wonder Woman, mientras que Batman es un fugitivo que sigue impartiendo su justicia tradicional en Gotham City. Sin embargo, a medida que la década se acerca a su final algo está a punto de transformar el paradigma: La Era de Plata.

Cooke no la llama así en ningún momento, por supuesto, pero es esa época precisa en que el concepto del superhéroe resurgió que él se propuso homenajear al ir introduciendo cada uno de estos personajes que escalaron en popularidad en los sesenta en el año preciso en que fueron inventados, y les devuelve el contexto histórico al coreografiarlos en un universo compartido coherente. Su proyecto se enriquece con una serie de influencias eclécticas que él mismo ha reconocido, desde The Dark Knight Returns de Frank Miller hasta la película de Francis Ford Coppola Apocalypse Now.

Al inicio de la historia le hacen frente a las amenazas extraordinarias héroes militares como los Losers y agentes gubernamentales como Rick Flagg y su Suicide Squad. Pero las semillas de una nueva generación empiezan a germinar: J’onn J’onzz es accidentalmente transportado a la Tierra desde Marte, asume la identidad de Detective de Gotham City y trabaja a menudo con otro investigador conocido de DC, Slam Bradley. Tras un accidente químico en su laboratorio Barry Allen se inventa la identidad de Flash y patrulla Central City. Al sobrevivir la caída de un avión en la que debieron perecer, los Challengers of the Unknown se unen para hacer frente a amenazas extraordinarias. Y en Tennesse, un hombre llamado John Henry se alza en oposición al Ku Kux Klan.

Al mismo ritmo otros invitados sorpresa van apareciendo en sus páginas a medida que pasan los años y los encontramos en combinaciones inesperadas pero lógicas, como por ejemplo Bruce Wayne y Oliver Queen acompañados por Lois Lane en Las Vegas viendo la última pelea del campeón de boxeo Ted Grant, quien a su vez tiene dos jóvenes pupilas, Dinah Lance y Selina Kyle

Hablando de Lois, ella aparece constantemente a lo largo de la historia (a menudo acompañada de Jimmy Olsen, a quien vemos madurar paulatinamente), aunque curiosamente su relación con Superman nunca se aborda. Su caracterización es bastante interesante: Sus comentarios constantemente la pintan como partidaria de la derecha, solidaria con las acciones del gobierno y crítica de los héroes enmascarados que infringen la ley federal que prohíbe sus acciones.

Contra todos estos personajes fantásticos se alinean múltiples enemigos. No me refiero a Gorilla Grodd, Starro o Lex Luthor, sino a agentes de un gobierno paranoico que desean controlar y explotar sus poderes, a una sociedad intolerante a las diferencias raciales que aterra a un marciano por lo que serían capaces de hacer si descubrieran su piel verde. Darwin reconoce que la única forma de fraternizar a todos estos personajes es enfrentarlos a una amenaza monumental que los obligue a dejar a un lado ideologías y partidos y a unir sus esfuerzos. Sólo así podrá nacer una Liga de la Justicia.

El estilo artístico sencillo de Darwin Cooke—inspirado en gran parte por las series animadas de Bruce Timm—es muy apropiado para esta historia, pues las imágenes adquieren una sensación cónsona con su período histórico, lo cual es complementado con muchos detalles, desde el diálogo de los pilotos hasta el corte de cabello de Carol Ferris. Las líneas simples y claras no pierden expresividad, haciendo eco de una era que superficialmente se presentaba con sencillez cuando por debajo escondía un alto grado de complejidad y de ambigüedad.

De todo el elenco de DC, Hal Jordan es el personaje ideal para protagonizar esta saga, pues la época es el contexto perfecto para su sueño de ser piloto y ver las estrellas. El lector presencia cómo su carrera en la Fuerza Aérea lo enfrenta a un incidente en la Guerra de Korea que trastorna su vida. Años después es contratado por Ferris Aircraft como piloto para un proyecto especial dirigido por Rick Flagg y King Faraday. Una serie de acontecimientos harán que Hal acabe con un anillo fantástico en sus manos tras un suceso que aunque nos es familiar Cooke lo reinterpreta ingeniosamente. El nacimiento de Green Lantern es simbólico del nacimiento de la década de los sesenta; muchos de los elementos del personaje representan las sensibilidades, preocupaciones y sueños de esa época.

The New Frontier fue adaptada el año pasado en una película animada en DVD que hay que aplaudir por la reverente fidelidad con la cual fue traducida a la pantalla. No obstante, recomiendo leer los dos volúmenes de la serie primero, ya que por razones de tiempo partes interesantes de su contenido se quedaron en el cuarto de edición. A pesar de que una porción considerable de la historia se transmite a través de un montaje en los créditos iniciales—lo cual se está volviendo una técnica habitual en las adaptaciones de los comics—el DVD animado es necesariamente una versión comprimida y acelerada que a veces se siente como si estuvieras viéndola con el dedo en el botón de fast forward, como la versión fílmica de Memorias de una Geisha. Se pierden detalles como la profundidad de la relación entre Superman y Batman, y los Challengers son prácticamente invisibles para quienes no los buscan en los cameos.

Por otro lado, el DVD le saca ventaja a la versión impresa al contar con las magníficas interpretaciones de David Boreanaz (Green Lantern), Lucy Lawless (Wonder Woman), Kyle MacLachlan (Superman), Brooke Shields (Carol Ferris), Jeremy Sisto (Batman) y otros actores que vívidamente recrean la historia de Cooke.

Además, la fidelidad del director Dave Bullock se comprueba con la traducción verbatim de tres de mis escenas favoritas:
  • “There’s the door, spaceman.” La confrontación verbal entre Wonder Woman y Superman en Indo-China en 1954 es clave para establecer el tono de TNF y, además, da una nueva perspectiva a su relación, incluyendo la forma en que es presentada visualmente.
  • “Real men wear pants.” La amistad entre King Faraday y Jonn Jonzz también es una de las claves del mensaje de TNF. Lamentablemente algunas partes son editadas en el DVD, pero la película preserva el tono jovial y la esperanza que esta alianza representa.
  • “This one’s been has been asking for a woman named Lois.” Una de las decisiones más astutas de Cooke fue excluir a “la Trinidad” de la batalla final para que la nueva generación de héroes realmente se vea forzada a dar la talla. La caída del Hombre de Acerco es especialmente inesperada y conmovedora.


A manera de conclusión podemos afirmar que ambas versiones se complementan y el orden en el que accedas a ellas no disminuirá tu deleite. Y esto es posible sin duda gracias a que dentro de su inteligente estructura The New Frontier es esencialmente una historia de amor: El amor de Darwin Cooke hacia los superhéroes con los que creció y hacia la época que los engendró.