lunes, 18 de julio de 2011

El Hombre Que Quebró a Batman

“Face it, Bruce.  The man broke you.  That’s never happened before.”  Batman

No, no me refiero a Bane sino a Jim Starlin, quien junto a Bernie Wrightson produjeron The Cult, un clásico de 1988 que recientemente tuve la oportunidad de adquirir y para mi grata sorpresa no adolece de la misma obsolescencia que otras obras de esa década.  Se deja leer amenamente más de una década después de su publicación, y lo único que marca su época es la presencia de Jason Todd, quien en sus páginas vive uno de los momentos más destacados de su carrera.

Cuando The Cult comienza descubrimos a Batman prisionero de una banda de forajidos.  Ha estado en su poder por lo menos durante una semana y, debilitado por una herida de bala, lo han torturado y lo han forzado a pasar hambre para luego darle alimentos escasos y con drogas que erosionan su fuerza de voluntad y le provocan una serie de perturbadoras alucinaciones que lo van desprendiendo de la realidad.

El líder de esta banda es el Diácono Joseph Blackfire, un misterioso hombre religioso que alega haber existido desde que la tribu Miagani (usada por Grant Morrison en Return of Bruce Wayne muchos años después) habitaba Gotham.  Blackfire ha reunido a todos los desposeídos de la ciudad bajo su mando y dirige una campaña para limpiarla del crimen, ejecutando violentamente a narcotraficantes, proxenetas y mafiosos por igual.

"I am now an Underworlder, an active participant in this carnage.  I’d forgotten that I’d converted to the faith, seen the light.  My mission in life, now, is to help Deacon Blackfire clean up Gotham City.” Batman


La singularidad de The Cult radica en que Starlin y Wrightson nos presentan a un Batman completamente derrotado y subyugado a la voluntad de Blackfire.  Esto no disminuye para nada las extraordinarias habilidades del personaje, pues lo métodos sistemáticos con los que el culto le lavan el cerebro a Bruce so n intensivos y eficaces en todo ser humano, inclusive uno tan formidable como él.  Ellos sólo necesitaban un golpe de gracia, y esa fue la herida de bala con la cual encontraron al Dark Knight, lo cual les abrió la puerta a fragmentar su psiquis.

No sólo es inusual sino sumamente interesante ver al Señor de la Noche perder el contacto con la realidad y convertirse en un esbirro más del Diácono, acompañando a sus hombres en sus redadas nocturnas.  Lo cierto es que Bruce habría cometido muchas más atrocidades bajo las órdenes de Blackfire si no hubiera sido por “Ratface”, uno de los miembros del culto que lo desvía a una venganza personal, abriendo una ventana de oportunidad que le permite a Batman despejar un poco su mente y desprenderse del grupo para buscar comida saludable e ideas más claras.

Pero el tormento del Dark Knight no termina ahí.  Cuando recupera la cordura y comprende lo que Blackfire le ha hecho decide regresar a las cloacas a confrontarlo pues es la única forma de superar la experiencia mientras todavía le queda algo de coraje.  Debido a su condición física debilitada, sin embargo, es rápidamente doblegado por los hombres del diácono.

Entra en escena el Robin de aquella época—el controversial Jason Todd—quien ha estado tras la pista de su mentor desaparecido, y llega a las alcantarillas a rescatarlo.  Wrightson y Starlin nos presentan un reencuentro del Dúo Dinámico lleno de suspenso, en el cual seguimos sus voces a lo largo de paneles completamente negros, preparándonos para una revelación desagradable, y aún así sorprendiéndonos cuando junto a Jason nos  topamos con la macabra imagen de Batman atrapado en un calabozo lleno de cadáveres descompuestos, anunciando que ha llegado al infierno que le corresponde como castigo.  Aquí comprendemos cuánto se ha derrumbado la cordura de nuestro héroe.

Le toca a Robin tomar el liderazgo y guiar a Batman hacia una salida, y cuando los underworlders los atacan descubrimos que Bruce ha perdido la confianza en sí mismo, el terror lo paraliza y lo único que lo impulsa a reaccionar fugaz pero brutalmente es la amenaza a la vida del Joven Maravilla.

“This city belongs to Deacon Blackfire.  There’s nothing we can do to help Gotham.  It’s all over.  We’ve lost.” Batman

El Diácono Blackfire es un personaje arropado en un misterio grueso que lo acompaña hasta el final de la historia.  Se baña en una tina de sangre humana una vez al mes y alega que esto le ha permitido mantener su juventud durante siglos.  ¿Estamos ante un villano que ha descubierto una variante de la fórmula de Ra’s Al Ghul?  ¿O sólo es un estafador con delirios de grandeza?  O, peor aún, ¿será una combinación de ambas cosas?  El libro nunca da una respuesta concreta, y Blackfire jamás volvió a aparecer luego del desenlace de The Cult.  Pienso que son estos enigmas los que subrayan su efectividad como antagonista y le conceden un lugar de honor en el panteón de villanos de Gotham.

Mientras Batman vivía sus suplicios aislados Gotham City ha sucumbido.  El alcalde y todos sus sucesores han sido asesinados por el culto, el Comisionado Gordon ha sido gravemente herido de bala, y el Presidente ordena ley marcial en Gotham, envía a la guardia nacional y recomienda la evacuación de la ciudad.  Pero a Blackfire le siguen una legión de fanáticos dispuestos a morir por su causa, y a la fuerza se ha convertido en la autoridad suprema de Gotham.

“I've been fooling myself all these years... Always claimed I became The Batman to avenge the death of my parents... to fight crime.  That was a lie.  I really did it to overcome the fear.” Bruce

Bruce y Jason se han replegado a la Mansión Wayne, a salvo en las afueras de la ciudad.  Esto no es un estrategia—Wayne se ha dado por vencido, la derrota aparentemente ha quebrado su voluntad para ser el Dark Knight.

Sin embargo, su consciencia lo atormenta con pesadillas en las que sus difuntos padres le reprochan haber claudicado, y así nuestro héroe empieza a trazar un plan para recuperar su ciudad.  Con descanso, nutrición y atención médica su cuerpo se ha recuperado de los estragos causados por el Diácono, pero para realmente reivindicarse como el hombre que previamente era tiene que hacerle frente a Blackfire y derrotarlo.

En el último capítulo vemos el retorno del Batman estratega: El Dúo Dinámico regresa en un tanque a Gotham City, disparando misiles y descargando ametralladoras contra los underworlders.  Pero Bruce no ha abandonado sus ideales, todo el armamento que utiliza no es letal, e incluso cuando el Dark Knight desciende del tanque portando un rifle, sus municiones son exclusivamente dardos tranquilizantes.  El miedo es real y presente, sin embargo.  Esto lo confirmamos cuando, en su último enfrentamiento con Blackfire, Batman adquiere un revólver auténtico y la apunta hacia el enemigo que más daño le ha hecho.

“There is nothing more boring than a deity who hangs around past his allotted time.” Blackfire

The Cult es un clásico digno de un lugar especial junto a Year One, Death in the Family y No Man’s Land.  La mejor evidencia del trabajo de Jim Starlin es que hoy en día la obra no se siente anticuada como tantos otros éxitos de los ochenta.  Bernie Wrightson—un artista inusual en el mundo del Dark Knight—es la elección perfecta para ilustrar este oscuro relato.  El talento que lo hizo sinónimo de los comics de horror hace palpable las vicisitudes que atraviesa Bruce en este sombrío episodio de Gotham City.

Aunque no fue intencional, The Cult también encaja excelentemente en la progresión del personaje de Bruce Wayne.  Cronológicamente sucede después de Venom, en donde Batman tuvo que superar la adicción a este super-esteroide.  Unos años después se enfrentaría a Bane, el segundo hombre en quebrarlo, quien durante Knightfall lo sometió no sólo a ataques psicológicos sino a agotadoras pruebas físicas.  Tiene sentido entonces, conociendo el espíritu de superación de Bruce, que cuando unos años después el Dr. Hurt trató de destruir su psiquis en Batman R.I.P. el Dark Knight ya tenía todas las contingencias listas no sólo para sobrevivir sino para perseverar y enfrentarse al Dios del Mal en Final Crisis.  Y todo gracias a su experiencia con el Diácono Blackfire…

Para complementar tu lectura de The Cult, también te recomiendo estos dos episodios del podcast Raging Bullets, en el que Jim y Sean realizan un interesante y profundo análisis de la obra.

2 comentarios:

Gerardo dijo...

Creo haber leido todos los post de Batman y he notado que no hay ninguno especialmente dedicado al socio más injustamente olvidado de Batman, Azrael.

Su relación con la familia del murcielago es inquietante, sobretodo con Cassandra Cain.

Me facina tu aproximación a personajes como Jim Gordon, las multiples Batgirls o tu analisis de Birds of Prey, eres el fan más honesto de Batman que yo haya leido en uj blog.

Así que porfa un especial de Azrael pretty please?

Pd: y un regalo humoristico, porque los terminos bro-con o sis-con que se heredan de los japoneses se aplican a todo

http://24.media.tumblr.com/tumblr_l9y164RKae1qcx380o1_500.png

RF Jurado dijo...

¡Gracias! Batman es mi personaje favorito en toda la ficción.

A Jean Paul Valley le tenía mucho cariño, y creo que tenía un buen nicho en la Bat-familia. Quizás haga algo de él algún día.

Ahora mismo estoy empezando a leer el Azrael de Michael Washington Lane... Luego te diré qué me parece.