martes, 26 de julio de 2011

El Lente de Ross

Hace unos meses expresé mi fascinación con el trabajo de Alex Ross en The World’s Greatest Superheroes, y ahora me toca nuevamente elogiarlo debido a un trabajo cronológicamente anterior, Marvels, que pese a ser una de las primeras obras con las que se dio a conocer este artista hasta ahora había quedado pendiente en mi lista de lecturas.

Uno de los elementos que aplaudí en el compendio de DC Comics fue el esfuerzo que el guionista Paul Dini hizo por abordar temas realistas que armonizaran con el fotorealismo del pincel de Ross.  Kurt Busiek, el escritor de Marvels, se propone también complementar con autenticidad la labor de Ross y lo logra comn mayor eficacia al escoger a personas ordinarias y anónimas del universo de Marvel para protagonizar los cuatro capítulos de su obra.

Phil Sheldon es nuestro acompañante en este recorrido de los años primerizos de los héroes de Marvel Comics.  Como fotógrafo periodista tiene el privilegio de presenciar el surgimiento de estos seres formidables—a quienes llama ‘las maravillas’—en la época en que fueron publicados.  Así conocemos a un joven Phil en los años treinta y cuarenta siendo testigo de la aparición del Human Torch y Namor y el nacimiento del Capitán America y los Invaders, y luego nos trasladamos a la década de los sesenta, a un mundo que es protegido por los Avengers y los Fantastic Four mientras le teme a los X-Men y a Spider-Man.




Sin embargo, mientras que la cámara de Sheldon siempre está atenta inmortalizar las hazañas de Giant-Man y los destrozos de Hulk, el lente de Busiek y Ross permanece fijo sobre la vida de Phil, su familia y sus compañeros de trabajo.  Esto transforma a Marvels de una historia de superhéroes a un relato sobre seres humanos convincentes y falibles y cómo reaccionarían si el mundo se fuese poblando rápidamente de estas criaturas extraordinarias.  Sus reacciones, opiniones y conductas son sinceras y recorren toda la gama de las emociones humanas.


Observamos a Phil madurar su fijación con ‘las maravillas’, sintiendo primero pavor hacia ellos, luego tomándoles confianza y admiración, para eventualmente ver este respeto deteriorarse y desvanecerse frente a uno de los eventos más trágicos y famosos del universo de Marvel.  Junto a él vemos a una comunidad atemorizada por el surgimiento de los mutantes, enamorada del romance entre Reed Richards y Sue Storm, desesperada ante la llegada de Galactus y el avenimiento del fin del mundo.  Y es Phil también quien actúa como crítico de la mezquindad humana, enfrentándose a J. Jonah Jameson, y a cada una de las personas que critican y denigran a los héroes como actualmente lo hacemos con las celebridades a quienes les exigimos perfección mientras nos deleitamos subrayando sus defectos.



La amalgama de este acercamiento de Busiek con las pinturas fotorrealistas de Ross logran darle vida a estos personajes fantásticos con mayor efectividad que los esfuerzos de DC Comics.  El ángulo de Phil Sheldon es quizás lo más cercano que llegaremos a ver estos héroes cobrar vida en las páginas de un comic.  Con razón Stan Lee afirma en el prólogo que ésta es la versión más auténtica y creíble de sus propias creaciones.

Desde sus albores Marvel se dio a conocer por héroes más humanos, dejando los arquetipos icónicos para DC Comics y explorando personalidades humanas, imperfectas y falibles bajo las máscaras de sus superhéroes.  En este contexto, el público anónimo que junto a Phil presencia y opina sobre sus batallas es un reflejo apropiado, sugiriéndonos que, al igual que ocurre con los gobernantes,  los pueblos tiene los héroes que merecen.


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