sábado, 25 de septiembre de 2010

El Sidekick Pródigo

Así se debe haber sentido Michael Corleone.

Había decidido abandonar las nuevas películas animadas de DC Comics, tras decepciones consecutivas con Green Lantern: First Flight, Superman/Batman: Public Enemies y Justice League: Crisis on Two Earths. Pero entonces me enteré que la siguiente película estaría dedicada a Batman, cosa que realmente no habían hecho aún (El experimento anime Gotham Knights no clasifica del todo) y mi determinación empezó a vacilar.

No fui un gran partidario de la decisión de Judd Winick de resucitar a Jason Todd, particularmente porque Denny O’Neil categóricamente había establecido la defunción del segundo Robin y porque ya habían pasado demasiado años desde A Death in The Family. Por otro lado, con el tiempo le he tomado aprecio a la versión adulta de Jason y su rol de anti-héroe irredimible que representa el mayor fracaso de Bruce, y que adquiere un énfasis temático más agudo ahora que Dick Grayson ha asumido el rol de Batman. Y había otro vital factor a favor del proyecto animado de Winick: Nunca ha existido una buena película sobre la relación de Batman con Robin.

Para mi grata sorpresa, con la película animada Batman: Under the Red Hood el mismo Winick repara todas las deficiencias de su historia original y nos entrega una guión trágicamente conmovedor digno de incluirse entre los clásicos del Señor de la Noche. El principal alivio es la extirpación del puñetazo cósmico de Superboy Prime, que desde un principio sabíamos que no resistiría el paso del tiempo. Además, la trama pone especial atención a los detalles necesarios para hacer que A Death in the Family encaje con Under the Hood como si intencionalmente hubieran sido diseñadas para ser segmentos de una sola historia.

La película abre con la escena crítica de A Death in the Family, introduce a Ra’s Al Ghul oportunamente, y hasta incluye a Nightwing como muestra de que sí hay éxito en la vida de algunos Robins, aunque hubiera preferido que tuviera más protagonismo, o al menos una escena con Red Hood. Sin una confrontación entre Dick y Jason, sin embargo, Nightwing se vuelve un mero elemento decorativo. Por otro lado, el ritmo y la tensión de la secuencia inicial bastan para hacer de esta película un clásico digno de ver.


Aunque Black Mask nunca ha sido uno de mis villanos favoritos, en esta película complementa el guión en el rol ideal para él. No es la amenaza principal, pero es un catalizador indispensable. Habría preferido sustitutos más urbanos para elementos como Amazo, pero esto se compensa con la estupenda actuación de Jensen Ackles como el Robin perdido, y Bruce Greenwood en el rol protagónico frecuentemente logró que se me olvidara que no estaba escuchando la voz de Kevin Conroy, lo cual de mi parte es el más alto elogio que puedo hacerle a un intérprete del Dark Knight.

Quizás la actuación más fascinante, sin embargo, la encontramos en la limitada intervención de John DiMaggio, quien se transforma en un Joker híbrido entre Mark Hamill y Heath Ledger. Su sadismo tormentoso se equilibra con su humor espontáneo, y cobra vida bajo un diseño de animación que parece emular más la forma del rostro de Ledger que el perfil clásico del Joker. Todo lo anterior viene envuelto en una animación de tan alta calidad que finalmente despeja la sombra del universo de DC animado de Bruce Timm y Paul Dini.

Batman: Under the Red Hood se ha ganado su puesto en el cenit de las películas animadas de DC, junto a Wonder Woman y New Frontier, y es una film que recomiendo a todo tipo de espectador, quien tendrá garantizados setenta y cinco minutos de acción, drama, suspenso y una última escena que romperá hasta el corazón más cínico. En pocas palabras, la receta correcta para una noche en Gotham City.








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