sábado, 5 de febrero de 2011

Kryptonita para la Nostalgia

"Superman is what I can do. Clark is who I am."
Lois & Clark TV Show 

Un tanto molesto por la forma en la que Geoff Johns aprovechó Infinite Crisis para transformar radical pero ambiguamente la continuidad post-Crisis de Superman, privándonos de una transición al estilo de Green Lantern: Rebirth o al menos un episodio final de aquella interpretación como Whatever Happened to the Man of Tomorrow?, me consolé adquiriendo los cinco tomos que me faltaban de THE MAN OF STEEL, que recogen en trade paperbacks los primeros años de la reinvención de los mitos de Kal-El a partir de la miniserie homónima de John Byrne, la cual sí poseía desde hace muchos años y que he leído en varias ocasiones.

Empecé a leer los títulos de Superman con la fenomenal historia Panic in the Sky en 1992, y me volví fiel seguidor del trabajo que hicieron Roger Stern, Dan Jurgens, Louise Simonson, Jerry Ordway, Karl Kesel y compañía a lo largo de la década siguiente. En ese entonces no había posibilidad de adquirir el material inicial de John Byrne y Marv Wolfman, y añoraba la oportunidad de leer aquellas historias que sembraron la semilla del rico mundo que conocí en los títulos de Superman, que en aquel entonces, unidos por los números triángulo, constituyeron una serie semanal que definitivamente le abrió el camino a series posteriores como 52 y Trinity.

Por lo tanto fue una sorpresa inesperada descubrir cuánto me costó leer los tomos de MAN OF STEEL, ya que nunca consideré que mis expectativas serían demasiado altas para su contenido, que resultó ser una mezcla sumamente irregular y distante de la calidad a la que me acostumbraron los títulos que editaba Mike Carlin.

El libro empezó con mucho entusiasmo, introduciendo en su primera edición a Metallo y su corazón de Kryptonita, pero tras su abducción por Lex Luthor esta trama es abandonada. De ahí los relatos van en declive: En estos primeros años ACTION COMICS había sido replanteado como el título en el que el “nuevo” Superman se relacionaría con otros héroes del Universo DC, y por ende transitamos por varias colaboraciones forzadas con los Teen Titans, el Phantom Stranger, Etrigan, Hawkman y Hawkgirl, los Green Lanterns, los Metal Men, y un enfrentamiento irrelevante con el Joker. Como si fuera poco, presenciamos una alianza con Batman para detener a una vampiresa, lo cual me impulsó a preguntarme si sería tan difícil imaginar una historia de Lex Luthor vs Bruce Wayne. Pero el encuentro más inusitado se da cuando Superman y Big Barda son forzados hipnóticamente a protagonizar películas pornográficas. En serio.

Estos relatos también resultan fastidiosos porque no fueron destinados a leerse cronológicamente con los eventos de los otros títulos, y al incluirlos en los trade paperbacks rompen el ritmo de la saga que empezaba a construirse.

Inclusive el interesante conflicto político de Superman contra la nación de Qurac fue súbitamente desplazado por extraterrestres inconsecuentes y luego olvidado mientras se reparaba la continuidad para justificar al Superboy clásico que había inspirado a la Legión de Superhéroes en el siglo treinta.

Pero no todo es negativo. En estos tomos encontré muchas historias memorables, como la investigación de Lex Luthor sobre Clark Kent, durante la cual secuestra y tortura a Lana Lang para descubrir la conexión entre el periodista y el alienígena. Luthor continúa siendo el ingrediente sobresaliente en otros relatos, como cuando presenciamos su manipulación de la salud de la mamá de Lois Lane, cuando sabotea los poderes de Superman remotamente, o con la introducción de Emil Hamilton, un científico empujado a la locura por el magnate, que en los años siguientes se volvería un amigo cercano del hombre de acero para finalmente sucumbir a la demencia otra vez. Y, por supuesto, no podemos obviar el clásico Metroplis 900 Mi, en el que Lex juega con los sueños de una mesera desconocida, demostrando cuán sádico es capaz de ser.

También hay otras ideas fascinantes, como el Bloodsport original y sus balas de Kryptonita, la infatuación de Superman con Wonder Woman, quien recién había debutado durante el crossover Legends, y el romance secreto de Clark con la sirena Lori Lemaris.

Las mejores contribuciones de la época realmente provinieron de Marv Wolfman, quien desarrolló el conflicto de Perry White con su hijo rebelde Jerry, que acaba vinculado a pandillas criminales, y el romance tentativo de Clark con Cat Grant. Wolfman también exploró las dificultades de Clark para llevar una doble vida, y detonó la guerra de pandillas que incitó a José Delgado a convertirse en Gangbuster, desde entonces un personaje recurrente en el elenco secundario de los títulos.

Las historias mejoraron cuando salté al siguiente trade disponible, SUPERMAN EXILE, en el cual el último kryptoniano parte al espacio preocupado por la crisis psicológica que sufría tras ejecutar a un trío de genocidas en la realidad alterna a la que previamente perteneció el Superboy de la Legión. Esta saga mezcla muchos elementos intrigantes, como los reportajes de Clark Kent sobre Intergang que provocan su aparente homicidio (había que justificar su ausencia de alguna forma, ¿no?), la crisis de Matrix en la granja de los Kent, que eventualmente la conducirá a convertirse en la nueva Supergirl, o la forma ingeniosa con la que el Profesor Hamilton rescata a Gangbuster de las garras de Lex Luthor. Mientras todo esto se desenvuelve, Superman es capturado en Warworld en donde su lucha contra Draaga y Mongul lo conduce a descubrir al antiguo Cleric que le entrega el Eradicator, un legendario artefacto kryptoniano que por varios años pasó a ser un elemento importante en la saga. También disfrutamos aquí de la conmovedora historia de la clonación en Krypton, y el impactante regreso triunfal de Superman a la Tierra.


Mi siguiente lectura fue el trade de la saga de SUPERMAN ERADICATION!, en donde dicho artefacto enigmático continúa con su empeño de transformar a Kal-El en un kryptoniano adecuado. Aquí vemos a un Superman deshumanizado por el Eradicator, que se va convirtiendo en un verdadero alienígena a lo largo de batallas consecutivas con Lobo, Maxima y Draaga, mientras que su alter ego, Clark Kent, aliena al personal de Newstime, revista en la cual había sido nombrado como editor (Afortunadamente Clark perdió ese empleo y no el del Daily Planet). Su redención, apropiadamente, llega gracias a la intervención de Pa y Ma Kent.

De ahí salté a otra pequeña saga divertida, KRISIS OF THE KRIMSON KRYPTONITE. En ocasión de la edición # 50 de SUPERMAN—y a dos años de la legendaria muerte de Kal-El—los guionistas decidieron alterar las reglas fijadas en 1986 que establecía un único tipo de Kyrptonita, la verde. El mejor recurso para violar las reglas es Mxzyptlk, quien provee a Lex Luthor de una mágica Kryptonita roja que, al igual que la clásica, priva a Superman de sus poderes. Pero como el origen de ésta es mágico su efecto es distinto: Permanente.

A estas alturas se había revelado que la Kryptonita natural también era nociva para los humanos sólo que actuaba mucho más lentamente. Lex Luthor había sucumbido al cáncer por la radiación del anillo de Kyrptonita que por mucho tiempo había usado. Le habían amputado esa mano y su cuerpo era una bomba de tiempo que amenazaba con matarlo. En estas circunstancias accedió a la oferta de Mxzyptlk como un último intento de eliminar a su archienemigo. Esta corta saga es interesante porque plantea la impotencia de Superman ante el prospecto de vivir el resto de su vida como un humano pero resalta su heroísmo nato que lo motivaba a esforzarse a luchar contra las amenazas de Metropolis, ya fuese imitando fallidamente a Batman o utilizando una armadura como Gangbuster. Igual, todos los intentos fracasaron. A estas alturas ya el equipo a cargo de los títulos del Hombre de Acero funcionaba como una máquina bien aceitada y explotaba todas las tramas secundarias que hicieron de la serie un drama humano. Además del dilema de Lex—quien de paso lamentaba la pérdida de su hijo natural, Jerry White—teníamos a Perry lidiando no sólo con la pérdida del hijo que crió sino con el descubrimiento de la infidelidad de su mujer con Luthor. Los autores recuperaron la trama abandonada del serum que Luthor le ofreció a Lois para mantener a su madre con vida y se lo plantearon como desafío mientras la preparaban para aceptar la propuesta de matrimonio de Clark, con quien en ese entonces ya tenía un noviazgo estable y quien, en su momento más vulnerable, decidió dar el paso más trascendental de su historia sentimental desde 1938. Además hay un cameo de los Fantastic Four … en serio. El trade incluye como epílogo no sólo el compromiso oficial entre Lois y Clark sino el aparente suicidio de Lex Luthor en una exhibición de su legendario ego. Pero la mejor época apenas estaba comenzando. Esta colección cuenta con los guiones de Roger Stern, Dan Jurgens, y Jerry Ordway, fue ilustrada por Bob McLeod, Curt Swan, y los estoicos Ordway y Jurgens.


Seguía cronológicamente en la pila TIME AND TIME AGAIN, otra historia que involuntariamente enfatiza la diferencia entre las eras. En donde el Superman clásico podía viajar por el tiempo por su propia voluntad, este Kal-El ni siquiera habría soñado con hacerlo. Pero un encuentro con el misterioso Linear Man, guardián del tiempo, quien intenta devolver a Booster Gold a su época, deja al Hombre de Acero literalmente atrapado en el tiempo. Presenciamos varios capítulos o “fases” en las que Superman se encuentra con múltiples versiones de la Legión de Superhéroes, salva la vida de Roosevelt, se acerca a la Sociedad de la Justicia, impide que los Nazis desarrollen su propia bomba atómica, pelea con dinosaurios y Chronos y hasta presencia la caída de Camelot y el instante en que Merlin fusiona a Etrigan con Jason Blood. 


Igual de interesante fue el esfuerzo considerable que los múltiples autores hicieron—en una época pre-email—para coordinar las escenas de Lois, Bibbo, Perry y Alice, la junta directiva de Lexcorp tratando de estabilizar la empresa ante la muerte del fundador mientras buscan a un supuesto heredero, y Jimmy, su madre y Lucy, ya que mientras Superman pasa cinco meses perdido en el tiempo para sus contemporáneos sólo se va durante un par de horas. A lo anterior le precede una escena de calma antes de la tormenta en la que Clark, comprometido con Lois, recién le ha revelado su identidad secreta y la visita para dialogar sobre si ella está preparada para lo que implica ser la esposa de Superman, algo que quizás jamás volveremos a ver. Un clásico que, como el anterior, aunque muestra algunas señales de las técnicas de la época sigue siendo tan entretenido ahora como en 1991, el año al que Superman desesperadamente trata de retornar. Otro ejemplo de cómo estos autores encontraban formas de navegar los poderes magníficos de nuestro héroe y demostrarnos su lado humano a través de su vulnerabilidad e impotencia. En TIME AND TIME AGAIN trabajaron Dan Jurgens, Roger Stern y Jerry Ordway y participó mi artista favorito de la época, Tom Grummett. La historia la cierran dos episodios posteriores que enfatizan la importancia que Waverider y los Linear Men tenían en aquella época de DC Comics.

Culminando mi exploración del Hombre de Acerco de los noventa llegué a un trade que recoge momentos clave de una historia clásica THEY SAVED LUTHOR’S BRAIN! Como comenté anteriormente, el cáncer que le había provocado la Kryptonita empujó a Luthor a un aparente suicidio, pero faltaban muchas más capas a la historia… Los relatos que recoge esta colección son escritos principalmente por Roger Stern, con ilustraciones de Bob Mcleod, Kieron Dwyer y el inimitable Jackson Guice. Recuentan cómo el imperio de Lexcorp se tambaleó tras la muerte de su fundador, y cómo en consecuencia sufrió la economía de Metropolis. En la peor hora, llega al Gran Apricot el heredero: Lex Luthor II. Alto y robusto, con veintiún años y una melena y barba escarlata, su carisma y su genio rápidamente restauran la gloria de Lexcorp y lo convierten en el héroe de la ciudad. Pese a su desconfianza inicial, inclusive Lois y Superman se convencen de que el joven Luthor tiene buenas intenciones e intenta redimir los pecados de su padre. El asunto se complica cuando Supergirl (entonces la versión Matrix) regresa a la Tierra y rápidamente se enamora de Lex II. El título de este volumen nos revela el verdadero secreto que, en el último capítulo, descubrimos: Lex no sólo logró librarse de la muerte sino engañar a toda Metropolis incluyendo a su archienemigo.

Este volumen abre un capítulo en la saga de Superman que durante años aportó un interesante elemento adicional a la dinámica no sólo de su relación con Lex sino de todo el elenco e informó varias épicas de la década, incluyendo la muerte del protagonista. No puedo evitar preguntarme cuántas de esas historias han sido invalidadas por los retcons selectivos de DC y Geoff Johns. ¿Matrix existe todavía? Si no, hay una buena tajada de historias que ya no aplican.




Me salté varios años (e historias) para concluir leyendo SUPERMAN END OF THE CENTURY, una trágica historia que revela el pasado de Erica Del Portenza, la misteriosa mujer con la que Lex Luthor se casó y tuvo a una hija auténtica, Lena Luthor. Está escrito e ilustrado por Stuart Immonen, y sus páginas tienen el arte más impactante que he visto en su destacada carrera. Pero más trágica que el relato en sí es la posibilidad de que esta entrega no encaje el canon, no sólo porque DC publicó otra historia totalmente contradictoria en el mismo Año Nuevo del 2000 (Brainiac 13) sino porque hace años que nadie menciona a Lena. ¿Todavía existe? El personaje despertaba un plano paternal en Lex que le daba aún más profundidad al personaje.

Estas lecturas han despertado un apetito por releer historias que me deleitaron en mi adolescencia, como Panic in the Sky, la saga de Doomsday ó Our Worlds at War. Por lo pronto pasarán a mi lista de pendientes, pero más adelante tendremos otros recuentos nostálgicos de dichas aventuras.

Hay un elemento diferenciador de estos últimos trades en comparación con los seis tomos de MAN OF STEEL: John Byrne ya había abandonado la serie. A estas alturas los guiones eran producidos por Roger Stern, Jerry Ordway, George Pérez y Dan Jurgens, y el cambio fue notorio. Cabe reconocer que en aquel entonces—hace más de veinte años—los comics apenas empezaban a experimentar con las técnicas sofisticadas que son comunes hoy en día, y no es justo evaluar la obra con un prisma del 2010 (Aunque Watchmen y Batman: Year One, por ejemplo, superan esa prueba). Pero aunque no me esperaba diálogos con la calidad de Gail Simone, tampoco me esperaba historias tan planas como las que Byrne presentó.

Resulta evidente, entonces, que los mejores aportes a la mitología de esta época no los produjo Byrne sino sus sucesores, quienes realmente le dieron profundidad al nuevo mundo del Hombre de Acero. Reconocer que la nostalgia por los libros de aquellos años me impedía observar sus deficiencias me ha preparado para aceptar la propuesta del nuevo origen para el Hombre de Acero de Geoff Johns en SUPERMAN: SECRET ORIGIN.

No estoy de acuerdo ni con el restablecimiento indiscriminado de los elementos de la Edad de Plata ni con la veneración a los films de Richard Donner, especialmente en cuanto a su versión de la tecnología kryptoniana. Pero admito que la principal modificación que la reinvención de los ochenta integró permanentemente a los mitos de Superman es la caracterización de Lex Luthor como un multi-millonario megalómano cuya riqueza y amoralidad lo hacen tan poderoso como el Hombre de Acero. Cabe resaltar que la idea para esta nueva versión del villano no fue de John Byrne sino de Marv Wolfman.
Mientras nos preguntamos en qué consistirá la nueva era en la leyenda de Kal-El ahora que J. Michael Straczynski ha desertado su proyecto Grounded yo le echo un último vistazo a los seis volúmenes de MAN OF STEEL y no puedo evitar acordarme de la lección de Thomas Wolfe: “nunca se puede volver al hogar”. 

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