domingo, 6 de febrero de 2011

Un Origen no Tan Secreto



Uno supondría que en DC Comics ya no quedan escritores dispuestos a contar su versión del origen de Superman, que no hay lector que lo desconozca, y que los prospectos de ventas son mínimos. Pero como muchos otros fans yo sucumbí a la tentación de adquirir SUPERMAN: SECRET ORIGIN, motivado por la participación de Gary Frank como artista, y por la admisión de que han pasado casi veinticinco años desde el clásico MAN OF STEEL de John Byrne y, al releerlo recientemente, descubrí que no supera del todo el paso del tiempo.



 

Justificado por los efectos de Infinite Crisis, SECRET ORIGINS se enfoca en la experiencia de Clark Kent, ahorrándonos revivir la destrucción de Krypton para trasladarnos directamente a la vida de un chico cuyo cuerpo empieza a cambiar en formas que lo convierten en un peligro para sus compañeros. Lana es su única confidente en esta tormentosa etapa de su crecimiento, pero aún su apoyo se vuelve una vicisitud más para Clark: Cada vez que sus labios entran en contacto su visión de calor se manifiesta.

Ante la angustia que Clark vive Jonathan y Martha deciden revelarle a su hijo adoptivo cómo llegó a la Tierra. El choque emocional al ver la nave kryptoniana por primera vez es agravado cuando ésta proyecta un holograma de Jor-El y Lara quienes le revelan sus orígenes al joven emigrante interestelar. Ésta es una de mis escenas favoritas en el libro, y posiblemente una de las interpretaciones más creíbles de cómo Clark reaccionaría a esa edad ante semejante revelación. En absoluta negación, el pequeño Kal-El se opone vehementemente a la idea de no ser humano. El intercambio entre Pa Kent y su hijo adoptivo es absolutamente conmovedor e inolvidable.

“I don’t want to be different. I want to be Clark Kent. I want to be your son.”

Hay un interludio innecesario que presenta a Lex Luthor como un joven mayor que Clark que también vive en Smallville. No son amigos como en la serie de TV; de hecho sólo interactúan pasajeramente en dos ocasiones. Lex tampoco es reinventado totalmente como el personaje de Michael Rosenbaum. Aún retiene a los padres pobres y abusivos de la versión de Byrne, sólo que han sido transplantados a Kansas y, en base a una breve aparición, aparentemente su hermana Lena ha sido reintroducida a los mitos. Estos cambios aportan tan poco a la historia que me pregunto qué creyó Johns que ganaría al sacar a los Luthors de Suicide Slum. Convenientemente en su adolescencia Lex se encuentra en los campos de Smallville una roca verde brillante que cambiará su vida años después. Para mí el detalle más curioso es cómo Lex despierta en Clark el interés en un libro sobre vida extraterrestre del Dr. Saul Erdel, a quien conocedores de DC identificarán como el científico que accidentalmente trajo a J’onn J’onzz a la Tierra.

Lex! We should, uh, we should hang out sometime.” Clark

“Why would we do that?” Lex

La perspectiva del joven Kent empieza a variar cuando rescata a Lana de un tornado e instintivamente descubre el más maravilloso de todos sus poderes: La habilidad de volar. Clark decide aprovechar sus talentos para ayudar a los demás, y aplaudo que Johns lo plantea como una decisión espontánea del muchacho.

SECRET ORIGIN nos propone una nueva pero familiar explicación para los disfraces de Clark. Sus anteojos son construidos con cristales de su nave, para detener su visión de calor mientras aprendía a controlarla. El uniforme sigue siendo un diseño de Martha, inspirado por un holograma en el que ve los atuendos de Krypton. Utiliza las mantas en las que Clark vino envuelto en la nave, las cuales aparentemente son indestructibles. Supongo que esto descarta la explicación del aura para proteger su ropa que John Byrne ideó.

“You both better take a nice, long look… because today is the last time I ever wear this.” Clark

Su nueva vocación no ayuda a mitigar el aislamiento que Clark experimenta en su adolescencia, y Geoff lo aprovecha para reintroducir a los mitos la visita de Cosmic Boy, Saturn Girl y Lightning Lad desde el siglo treinta. Pienso que esto tiene sentido en la evolución del héroe; las aventuras que de joven vivió con la Legión de Superhéroes no sólo le permitieron contar con un grupo auténtico de amigos sino que le inspiraron confianza al descubrir el legado que algún día inspiraría. La adaptación de Clark se completa con otra grata reintroducción: Una segunda nave kryptoniana llega a la granja de los Kents… y de su interior se escucha un ladrido.

“The Daily Planet is the only paper in Metropolis that had the guts to take on that self-righteous megalomaniac.” Lois

Had being the key word. And we’re on the brink of bankruptcy.” Perry

En el siguiente capítulo saltamos a la vida adulta de Clark y presenciamos su llegada a Metropolis en una secuencia muy evocativa de la película de 1978. Kent ha perfeccionado una nueva identidad que le permitirá pasar inadvertido y ser constantemente subestimado. Metropolis es una ciudad cínica y hostil hacia un ingenuo como el que pretende parecer. El estado de la ciudad lo reflejan las condiciones en las que se encuentra el periódico Daily Planet cuando Clark llega a aplicar para una posición. El diario tiene tantos problemas económicos que el globo en el techo no gira, se ha oxidado por falta de mantenimiento. La presentación del lugar de trabajo de Clark introduce a una mezcla de personajes clásicos y modernos: Steve Lombard, Ron Troupe, Cat Grant y, por supuesto, Jimmy, Perry y Lois.



En otro homenaje a Richard Donner, Lois se aprovecha de Clark para infiltrarse en una conferencia de prensa de Lexcorp en la cual un accidente hace que se desplome al vacío seguida de un helicóptero. Al igual que Christopher Reeve, este Superman hace su debut rescatando a Lois en el aire y atrapando el vehículo sin dificultad. A continuación el guionista intenta un eco de Byrne al reinterpretar la escena de la multitud tras el rescate de la nave Constitution, pero éste no le resulta tan eficaz como la versión original.

Entonces empezamos a comprender que detrás de la nobleza y las buenas intenciones del protagonista se esconde la misma inseguridad del niño que sólo quería ser el hijo natural de Jon y Martha Kent. De la historia se infiere que aunque mientras crecía Clark vivió aventuras utilizando el uniforme, lo hizo con suma discreción y el público no sabía del “Superboy”. Su rescate de Lois fue su primera aparición pública, y detectamos su preocupación por la reacción de la población a su presencia.

En los años interinos Lex construyó su imperio y se convirtió en el hombre más poderoso de Metropolis, al punto en que todas las mañanas una multitud se aglomera en la entrada de la torre de Lexcorp a esperar a que Luthor salga a concederle un deseo a un ciudadano escogido al azar.

Naturalmente Lex resiente al nuevo héroe que opaca su protagonismo, y la mejor arma que posee no es la roca radioactiva que descubrió en su juventud—aunque sí hace muy buen uso de ella—sino cuestionar el origen de este Superman y acusarlo de ser un alienígena, una flecha certera a la más frágil vulnerabilidad del Hombre de Acero quien se aferra a su humanidad. Las dudas invaden a Kal y hasta considera marcharse de Metropolis en una escena conmovedora en la cual se forja su amistad con Jimmy Olsen y de la cual nace ingeniosamente una pose clásica del héroe.

Luthor embarca a los medios de comunicación en una campaña en contra de Superman, pero el Daily Planet y en particular Lois lo apoyan vehementemente y este optimismo rápidamente se propaga en la ciudad. Parece que Lex necesitará un aliado más poderoso si quiere neutralizar al último hijo de Krypton.

“If you walk out that door, you’ll be an enemy of the United Status Army.” General Lane

“I’m nobody’s enemy, General.” Superman

Definir al General Sam Lane como un adversario es una idea genial para un personaje que previamente ha sido subutilizado, y la colaboración con Luthor es natural bajo el concepto de una corporación que provee armamentos sofisticados al ejército. También aplaudo la reinvención de John Corben como un sargento al servicio del General Lane que se ofrece de voluntario para pilotear la armadura de Metallo que Lex construye utilizando la kryptonita como fuente de energía. Podemos imaginar las consecuencias después de que Corben resulta herido en su primer enfrentamiento con Superman y Luthor toma control de la sala de operaciones para “salvarle” la vida.



Cuando unidades militares son desplegadas en Metropolis, el padre de Lois se toma el Daily Planet y revela que Superman es extraterrestre y el nuevo Metallo entra en acción, el escenario se vuelve propicio para un emocionante desenlace del primer gran desafío del Hombre de Acero.



“I never thought anyone like you could exist.” Lois

“That’s funny.” Superman

“What?” Lois

“I was going to tell you the same thing.” Superman

Abordé SECRET ORIGIN con recelo por la abundante Donnerfilia que caracteriza a Geoff Johns y, como me temía, hay varios elementos de su versión que no son convincentes. No tiene sentido que Lex haya crecido en Smallville; al menos en la serie él llegó de Metropolis. Además, por algún motivo su Luthor no se percibe tan peligroso como el de MAN OF STEEL. Tampoco convence que el escudo de la familia El convenientemente coincida con la “S” del alfabeto inglés; en este sentido la explicación de Byrne sigue siendo la mejor: Martha diseñó el símbolo luego de que Lois inventó el nombre de Superman en su artículo. Por otro lado, Johns nos castiga con el origen más ridículo posible para el Parasite, que nada aporta a la historia. También resulta insufrible que Clark revierta a la identidad del nerd torpe, cuando ya muchos autores han demostrado que el reportero puede ser un personaje asertivo y bien adaptado sin comprometer su secreto.

Pero lo peor es que cambios que a primera vista parecen sutiles—por ejemplo, el que la mamá de Lois esté muerta—en verdad tienen un efecto mariposa tremendo sobre la continuidad de los ochenta, noventa y principios del siglo XXI a tal punto que se dificulta adivinar cuántas historias de esa época han sido invalidadas. Recién ocurrió Infinite Crisis Kurt Busiek afirmó que todo lo que recordamos sí sucedió, sólo que no en la forma en la que lo recordamos. Esto es una absoluta falta de respeto a los fans que han invertido su dinero por años en construir su colección; si no ocurrió como lo recordamos entonces simplemente no sucedió. Con clásicos irrepetibles en el pasado reciente como Death and Return of Superman, Our Worlds at War o la boda de Clark y Lois, DC debió imitar el esfuerzo que hizo Joe Quesada con la confección de One Moment in Time para que el retcon del matrimonio de Peter y Mary Jane tuviese un impacto mínimo en las historias que sus seguidores han atesorado durante dos décadas. Crecí siendo un fiel lector de los títulos de Superman con la secuencia de triángulos; hoy en día soy un trade-waiter selectivo y cauteloso.

A pesar de todas estas críticas, disfruté y aprobé SUPERMAN: SECRET ORIGIN. El mejor elogio que puedo darle es que, si un día tengo que recomendarle una lectura a alguien que quiere conocer el origen de Superman, no le entregaría MAN OF STEEL sino esta recreación de Geoff Johns. El arte de Gary Franks—quien a todas luces nació para dibujar a este personaje—es inolvidable, y su Kal-El es la reencarnación nostálgica de Chris Reeve. Pero lo más importante es que la construcción de la historia y los diálogos dinámicos en ella gozan de intemporalidad, una cualidad valiosa e imprescindible para esta clase de relatos.

SECRET ORIGIN tiene sus virtudes y defectos, y de ahí emerge la respuesta a mi interrogante inicial. Al no alcanzar el grado de perfección de otros orígenes como BATMAN: YEAR ONE ó GREEN LANTERN: SECRET ORIGIN que los convierte en clásicos inolvidables y, más importante aún, en terreno que ningún otro escritor le interese recorrer, naturalmente será cuestión de tiempo hasta que otro creativo en DC Comics intente establecer su versión definitiva de los inicios del personaje. Los hechos demuestran la existencia del mercado: SECRET ORIGINS y EARTH ONE se publicaron casi simultáneamente y se diferencian enormemente. Tras la labor de Johns quizás en cinco años ó diez años veremos otro intento, y las probabilidades sugieren que volveremos a comprarlo. Después de todo, ver ese uniforme azul y rojo alzar vuelo por primera vez tiene un efecto inspirador que nunca se agota.


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